MITOS EN FISIOTERAPIA. EL DOLOR

Imagina por un momento una tienda de joyas de alta gama equipada con la última tecnología antirrobos. Un sistema ultramoderno con cámaras de vigilancia que detectan el movimiento, detectores de sonido y sensores de presión sobre paredes y suelo.

Un diamante procedente de alguna colección privada se aloja esos días en la mencionada tienda, esperando a ser expuesto a la mañana siguiente. Esa noche una pareja de ladrones intenta acceder al mismo, burlando los sistemas de sonido y movimiento, pero no contaban con los sensores de presión de las paredes…

El dolor es una respuesta de nuestro cerebro ante una señal que se interpreta como peligrosa para nuestra seguridad. Es un sistema de protección, desagradable per se, para que reaccionemos e intentemos ponerle remedio. A nadie le gusta sentir dolor. A nadie le gusta que su organismo esté en peligro.
La mayoría de los pacientes que demandan fisioterapia acuden con un objetivo claro; poner remedio a una situación dolorosa. En alguna parte de su cuerpo siente esa sensación desagradable que le ha hecho reaccionar ante la misma y como no es capaz por sí mismo, en un principio, de controlarla, acude en nuestra ayuda.

Entonces el profesional evalúa tras escuchar atentamente a su paciente y detecta una serie de signos subjetivos, (lo que el paciente le cuenta), y objetivos (que se pueden contrastar), para detectar hasta qué punto esa respuesta dolorosa se adecúa a un daño en los tejidos del organismo de su paciente.

Volvamos a la joyería. Justo en ese instante en el que el ladrón toca la pared, los sistemas de alarma se encienden. La policía acude presta y arrestan a uno de los sujetos, que ya había conseguido forzar la puerta de entrada pero aún no había roto el cristal de seguridad que contenía el diamante.

Nuestro cerebro enciende el sistema de alarma y nos alerta de un peligro para que reaccionemos y evitemos mayores perjuicios, como el sensor táctil ha evitado que se rompa el cristal que asegura la joya. El sistema es efectivo.

Ahora bien, a la mañana siguiente, con el revuelo del intento fallido de robo, el responsable de seguridad del edificio desactiva el famoso sistema de presión en paredes y suelos, y las cámaras de movimiento. Todo está listo para recibir a la dueña de la joya que va a dar por inaugurada la exposición de la misma ante las autoridades locales. Entonces al entrar en la sala y cortar el lazo de raso dorado algo ocurre…

En ocasiones, aunque no exista ningún problema en los tejidos de tu cuerpo, sentirás dolor si tu cerebro piensa que estás en peligro.

El encargado de seguridad mira para todos lados con cara de espanto ante la mirada de reproche del dueño de la joyería. La dueña de la joya se sorprende al escuchar el sonido desagradable de la alarma antirrobos. ¿Qué diantres ocurre?

Es posible que en ocasiones el profesional de la fisioterapia nos cuente una historia parecida. En ocasiones los sistemas de alarma de nuestro cuerpo se activan cuando la señal de peligro no es tal. Su fin es evitar el daño. El problema sobreviene cuando no existe tal peligro. La señora que ha entrado y ha generado sonido, activando los sensores pertinentes que han desencadenado la situación imprevista, resulta ser la dueña del diamante.

Debemos aprender a detectar cuando el dolor es útil, y verdaderamente nos está protegiendo de una situación que amenaza nuestra integridad. Saber identificar las señales que nuestro cerebro nos proporciona para prevenirnos de una situación lesiva o para defendernos de un estado no saludable. Pero también debemos conocer aquellas situaciones en las que simplemente el sistema está activado bajo una falsa alarma.

El fisioterapeuta es especialista en dolor. Es uno de los profesionales que puede ayudarte a entender estos procesos. El dolor es algo muy complejo pero podemos hacértelo entender de manera sencilla.

Y piensa que a veces, estos sistemas también se comportan de una forma extraña. Si nuestro cerebro tiene cosas más acuciantes que enviarnos una respuesta dolorosa, como cuando nos pinchamos en el campo con una lasca de pizarra pero en ese momento estamos agarrando a nuestro amigo que se resbala por el barranco. O cuando a pesar de tener un dolor de cabeza nos están diciendo que nos quieren en una primera cita…

El ladrón esperó a que todos se revolucionasen en el momento de confusión e indignación de la señora dueña del diamante, para llevarse la joya, bajo el uniforme de guardia de seguridad…

Si quieres saber cómo termina la historia, saber más acerca del dolor, de “los sistemas antirrobo” del cuerpo, acude al fisioterapeuta.

Inma Villa del Pino
Fisioterapeuta. Col. Nº 1451
Consulta en Fisioterapia Pablo Salazar

@villa_inma

Inma Villa del Pino
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