Hace algunos días organizamos en QL Clínic una serie de charlas sobre cuidados durante el embarazo y el postparto.
Cuando llegó el momento de abordar la parte del suelo pélvico planteé una sencilla dinámica; pedí a cada asistente que dibujase en los apuntes lo que ellas y ellos entendían por suelo de la pelvis.
Posteriormente les pedí que describieran los dibujos entre los asistentes. El resultado fue bastante interesante pues la mayoría coincidían en los siguientes adjetivos; “cesta”, “hecha de músculo”, “con orificios”, “bajo el abdomen”.
En la sociedad actual aún nos cuesta conversar con la misma naturalidad sobre síntomas como la incontinencia urinaria que puede acontecer, por ejemplo, tras un parto instrumentado si lo comparamos con otras disfunciones como puede ser, por nombrar alguna, la debilidad del tobillo tras una fractura o una lesión deportiva.
La comunidad sanitaria está realizando esfuerzos por “normalizar” este tipo de problemas de salud debido a la elevada población afectada por ellos y que tienen como principal característica la disminución de nuestra calidad de vida.
Incluso hoy día para muchas personas el hecho de tener “pérdidas de orina” o la “matriz descolgada”, son consecuencia de las condiciones y circunstancias de su vida. Pero lo que está comenzando a suceder, gracias a la difusión de la información, como ocurre en este y muchos otros blogs, es que ante esa situación normal las personas descubren que existen formas de actuación sanitaria en el ámbito del tratamiento, e igualmente importantes, de la prevención, que dan una nueva visión de su situación personal.
Por que como ya hemos dicho, en las disfunciones del suelo pélvico, uno de los aspectos más relevantes de la percepción del problema cuando se aborda con el paciente en la clínica, no resulta ser una dolencia, un síntoma o el malestar físico, sino la sensación de pérdida de calidad de vida por que se ven forzados a modificar ciertos hábitos de su rutina diaria.
Y para iniciar una acción preventiva o terapéutica, lo principal es la comunicación con la población susceptible de padecer los procesos sobre los que se quiera actuar, o con aquellas a las que se les quiera tratar. Y una buena comunicación comienza con una adecuada escucha.
Es por ello que antes de abordar una entrada sobre suelo pélvico, nos gustaría saber si nuestros lectores y nuestras lectoras están interesados e interesadas en el abordaje de este tema; qué saben y qué les gustaría conocer.
Esta es una estrategia bastante interesante, si tenemos en cuenta que la inteligencia colectiva es una herramienta especialmente útil en la comunicación sanitaria.
Os pongo un ejemplo; la “Cesta bajo el abdomen hecha de músculo con orificios”, es una definición muy útil para la comprensión de las funciones y disfunciones del Suelo pélvico.
¿Sabían los lectores que la etimología de la palabra pelvis procede del latín, “vasija de barro”?
Anímense a escribirnos y comenzaremos a hablar sobre este tema más allá de una simple descripción sobre la anatomía, funciones, patologías y tratamiento.
Creemos entre todos una futura entrada del blog que haga que los lectores disfruten y difundan entre la población, sirviendo de agentes de salud en la tan importante función de hacer natural hablar sobre esta parcela sanitaria tal y como ya ocurre en las lesiones deportivas, laborales o de cualquier otra índole.
Esperando respuestas, os espero en la próxima entrada.
Inma Villa
Fisioterapeuta. Nº colegiada 1451
Consulta en QL CLINIC
@villa_inma
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