EL ESGUINCE DE TOBILLO (II)

FACTORES DE RIESGO

LA INESTABILIDAD ARTICULAR.

Las inestabilidades crónicas de tobillo pueden ser debidas a una inestabilidad mecánica, inestabilidad funcional o por la combinación de ambas.

  • La inestabilidad mecánica: es la combinación de una alteración de las propiedades elásticas de los ligamentos fijadores y un movimiento del tobillo más allá del límite fisiológico. Los fascículos tibio-peroneo-astragalinos son los que se ven especialmente afectados.
    Entre las causas que se contemplan a día de hoy, destacamos:
    Los cambios degenerativos articulares.
    La laxitud cápsulo-ligamentosa patológica.
    Irritación de la membrana sinovial.

La inestabilidad funcional se define como el desequilibrio del tobillo debido a un déficit propioceptivo y neuromuscular. Los déficits neuromusculares provocados por la lesión, son los facilitadores de la aparición de recidivas. La lesión estructural no sólo ocurre en los ligamentos, además, afecta al nervio y al tejido músculo-tendinoso, desencadenando numerosas alteraciones asociadas.


FACTORES INTRÍNSECOS:

Sobrepeso, edad, sexo, morfología del pie, alteraciones propioceptivas, desequilibrio balance muscular o historia previa de esguinces.

VARIACIONES EN LA LONGITUD Y ANCHURA DEL ARCO PLANTAR.

Uno de los posibles factores de riesgo que se han estudiado es la disminución de la longitud del arco plantar. Existe una mayor incidencia de lesiones de esguinces de tobillo en sujetos con una disminución del arco plantar con respecto a las personas que tienen el arco normal o aumentado.

En cuanto a la anchura, parece ser otro condicionante a la hora de producirse la lesión. En pies con mayor anchura el momento de fuerza que se produce en el momento de la lesión en inversión es mayor en comparación con los pies estrechos.

Ambas variables son estructurales y la actuación que podemos hacer serían de tipo compensatorias con soportes plantares y recomendaciones en cuanto al calzado más adecuado para cada persona.

LA BIOMECÁNICA DE LA MARCHA.

Algunos estudios han demostrado que existe una correlación entre la desviación lateral del centro de presión durante la fase inicial de apoyo y la mayor probabilidad de sufrir un esguince. El aumento significativo de la posición de inversión del retropié durante la fase de apoyo, puede tratarse mediante técnicas propioceptivas y técnicas biomecánicas con la ayuda de las plantillas personalizadas.

PREVENCIÓN

EJERCICIOS DE PROPIOCEPCIÓN
Estos ejercicios se recomienda realizarlos una vez finalizado el tratamiento cuando ha habido lesión o a modo de prevención. Siempre se recomienda su realización bajo supervisión profesional.

CALZADO DEPORTIVO
Un factor muy importante en la prevención de lesiones de tobillo, es el calzado. El zapato que usemos para la práctica deportiva puede llegar a ser un elemento desencadenante de lesiones o un elemento de prevención. Por eso, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones tanto para la compra de zapatos nuevos como para la valoración de un cambio de los mismos. Por muy cómodos que nos sintamos con nuestras zapatillas deportivas, hay que saber que tienen una vida útil. Empeñarnos en seguir con las mismas zapatillas cuando sería mejor cambiarlas se puede convertir en un factor etiopatológico a tener en cuenta.

¿Qué recomendaciones son interesantes tener en cuenta a la hora de elegir una zapatilla para el baloncesto?
Las necesidades generales:
El tipo de superficie donde se realiza la práctica deportiva, ya sea en interior o exterior.
El nivel deportivo del que practica este deporte. Aquí tendremos en cuenta las horas de entrenamiento, la intensidad, los partidos, posición que ocupas en el equipo, en definitiva, el uso que se le pretende dar a las zapatillas.
Las necesidades específicas:
Debe permitir una buena amortiguación durante los saltos.
La sujeción del pie dentro de la zapatilla es fundamental para tener mayor estabilidad y protección mecánica del tobillo.
Observar el agarre y la estabilidad de la suela que permita los desplazamientos y los cambios de dirección rápidos.
Los materiales que componen la zapatilla deben permitir la sudoración normal del pie.
El contrafuerte se recomienda que sea firme para asegurar el talón al zapato y evitar la hipermovilidad en la fase de apoyo de la marcha de la articulación subastragalina.

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