Después de quince años dedicados a la fisioterapia aún me sorprende el hecho de que algunos pacientes nos miren extrañados cuando realizamos un trabajo y obtenemos buenos resultados sin necesidad de aplicar ningún masaje. La mayoría de ellos perciben esto debido a que no conocían las funciones y competencias profesionales de la Fisioterapia. Otros simplemente nunca habían acudido y pensaban que nuestra labor estaba restringida a aplicar calor y las ya mencionadas técnicas de masaje.
Esto parece que va empezando a entenderse, y que nadie se ofenda, no es culpa del paciente. Veamos el problema más allá, en la sociedad en general. El Fisioterapeuta es un profesional sanitario e incluso muchos de nuestros compañeros aún desconocen verdaderamente el alcance de nuestras funciones, aunque esto está empezando a cambiar, gracias a Dios.
Además sufrimos a diario, como otras profesiones, del problema añadido del intrusismo.
La Rae define intruso como:
1. Que se ha introducido sin derecho.
2. Detentador de algo alcanzado por intrusión.
3. Que alterna con personas de condición superior a la suya.
Personalmente no creo que la última definición se deba aplicar en el plano personal a este caso, es decir, un fisioterapeuta no es superior en su condición personal a nadie, con todo el respeto. Pero en términos legales una persona no titulada tendría una condición inferior y con esto se refiere a que sus competencias profesionales no se corresponderían con las de un fisioterapeuta. Si eres médico, eres médico, si eres ingeniero, eres ingeniero. Y si no eres FISIOTERAPEUTA, NO ERES FISIOTERAPEUTA.
Y a este respecto, sobre intrusos, podría relatar muchas anécdotas. Me quedo con la siguiente.
En una ocasión, una señora me preguntó si le podía mirar su pie. Cuando observé el mismo le indiqué que acudiera a un podólogo ya que parecía tener un hongo pero que yo no era la profesional indicada.
· ¿Podóloga? – Preguntó- Yo soy podóloga.
Ante mi sorpresa comencé a hablar con algo más de tecnicismo y le dije que yo pensaba que era un Papiloma. Al observar la confusión en su rostro decidí hacerle la siguiente pregunta:
· ¿Dónde tiene la consulta?
· No, yo trabajo en casa y en la casa de la gente.
· ¿Y qué hace exactamente?
· Arreglo pies y eso.
Os prometo que esta conversación es cierta. Y de la misma, saco varias conclusiones. La primera, Los mismos fisioterapeutas podemos llegar a ser intrusos; en este caso yo tenía muy claro que no era competencia mía y estaba derivando a otro profesional. Segundo, esta persona estaba totalmente confundida, y a lo mejor ni siquiera era consciente de estar llevando a cabo un juicio de competencias equivocado. Pero fijaos el peligro que esto supone. Es decir, si se dedica a arreglar pies y da con un pie diabético, por ejemplo, que requiere de cuidados específicos, ¿cuánto riesgo está corriendo ese paciente que debería estar siendo atendido por un podólogo titulado?
El cambio empieza pues desde la calle, en las personas. Y desde luego esto se consigue a base de un trabajo serio, respetuoso con el paciente, riguroso con la ciencia, y llevado a cabo desde la pasión por la fisioterapia y la calidad de vida.
En nuestro centro llevamos a bandera estos principios, y defendemos la profesión como mejor puede hacerse, mostrando la verdadera fisioterapia.
Inma Villa del Pino
Fisioterapeuta
Col. Nº 1451
Consulta en Fisioterapia Pablo Salazar
@villa_inma
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